Tres caminos al mismo templo
Hay un lugar que no aparece en los mapas.
Un lugar donde el deseo se ha disuelto, no por falta, sino por saciedad.
Donde no se busca más porque ya no se necesita.
Donde la paz no es una meta, sino el clima.
Y vivir se parece mucho a estar siendo.
Ese lugar es interior. Pero no es inaccesible.
Según el momento vital que estés atravesando, quizás alguno de los tres caminos te resulte más familiar. La Tierra (el Templo) es el destino.
Los caminos
La mirada del testigo. Ligereza, desapego, claridad. El silencio que observa.
El despertar de la voluntad. Ver con nitidez, actuar con decisión, desprogramarse.
El reencuentro con lo sensible. Abrirse al otro, confiar, estar disponible.
El centro donde todo se disuelve. Presencia, vacío, paz completa.