El Camino del Fuego

La coherencia como salvavidas
Hay una edad en la que ya dejaste de correr con la esperanza de llegar.
No porque hayas llegado, sino porque empezaste a sospechar que no hay tal meta.
Que el premio no estaba al final, sino en otro lugar.
Quizás en vos.
Quizás en lo que dejaste atrás.
Durante mucho tiempo, hiciste lo que había que hacer.
Formaste pareja, o no.
Tuviste hijos, o no.
Te esforzaste por crecer en lo laboral, en lo material, en lo social.
Cumpliste.
Y sin embargo, algo cruje.
El fuego no quema como antes: ahora agota.
Te cansás más rápido de las charlas que no dicen nada.
Te irritan las tareas vacías de sentido.
Te pesa sostener lo que ya no te representa.
Empezás a preguntarte:
¿Quién soy cuando no me estoy justificando?
¿Qué pasaría si dejara de sostener lo que no me refleja?
¿Qué quedaría si no estuviera todo el tiempo “cumpliendo”?
Esta es la edad del fuego templado.
Ya no te arde el deseo ciego.
Pero aún te quema el desajuste interno.
Y eso es una bendición, aunque te duela.
Porque cuando algo dentro tuyo ya no tolera más la incoherencia…
estás listo para vivir de verdad.
Etapas del Camino del Fuego
- El desgaste del personaje
Te das cuenta de que llevás años interpretando un papel.
A veces varios al mismo tiempo.
Padre responsable, jefe competente, pareja funcional, ciudadano correcto.
Pero… ¿y vos? ¿Dónde estás vos en todo eso? - La incomodidad sagrada
Hay una molestia que se instala. No es depresión ni ansiedad:
es una especie de falta de gusto.
La vida sigue, pero ya no sabe igual.
Esa incomodidad es señal de que algo está queriendo nacer. - La gran poda
Empezás a decir que no.
A soltar compromisos innecesarios.
A dejar de responder automáticamente.
No porque seas rebelde, sino porque ya no podés fingir. - La reconfiguración interna
Redefinís el éxito.
Ya no es tener más, sino necesitar menos.
Ya no es agradar, sino ser congruente.
Te importa más la paz que la aprobación. - La llama serena
Aprendés a vivir sin explicar.
A elegir sin justificar.
A amar sin depender.
A hacer sin urgencia.
El fuego se convierte en calor interno, no en combustión.
Camino del Aire – Camino del Fuego – Camino del Agua – La Tierra, el Templo