El Camino del Agua

La presencia como legado
Este camino no comienza con una urgencia.
Ni con una meta.
Ni con una promesa.
Este camino empieza cuando dejás de buscar.
No porque te hayas rendido.
Sino porque, de pronto, ya no hay nada que falte.
Viviste.
Probaste.
Perdiste, ganaste, amaste, sufriste, renunciaste, dudaste.
Y ahora, algo dentro tuyo se aquietó.
No necesitás más.
No deseás más.
No estás apagado: estás pleno.
La paz que encontraste no es un descanso.
Es una forma nueva de estar en el mundo.
Etapas del Camino del Agua
- El cansancio como revelación
No es agotamiento físico.
Es cansancio existencial.
Y sin embargo, trae claridad. - El gozo de no deber nada
Ni a otros, ni a vos mismo.
No hay cuentas pendientes.
Solo presencia. - La disolución del personaje
Lo que antes te definía, ahora se cae solo.
No porque lo rechacés.
Sino porque ya no lo necesitás. - La vida como contemplación
No hacés menos: hacés sin carga.
Observás más.
Interferís menos.
Te volvés poroso. - La sabiduría silenciosa
Ya no hablás para convencer.
Ya no enseñás para guiar.
Solo estás.
Y eso basta.
Camino del Aire – Camino del Fuego – Camino del Agua – La Tierra, el Templo